Obras
Ahora que me he mudado a Las Palmas (antes estaba en Tafira Alta), puedo acceder a todas las ventajas de vivir en una gran ciudad, teniendo muy cerca la mayoría de necesidades que antes requerían un viaje relativamente largo en coche. A cambio, tengo también los sufrimientos propios de las ciudades, como son las obras. Tengo justo debajo del balcón una máquina taladradora o martillo neumático o cualquiera que sea su nombre técnico, que aparte de realizar muy bien su labor rompiendo y picando asfalto, lo hace con igual efectividad en mi cabeza. Qué calvario.
Todo sea por el bien común. La ampliación de las aceras beneficiará a los peatones de la zona, y a los parking de pago (han eliminado todo un carril, con lo que ha desaparecido la opción de aparcar en esta calle). Pero que acaben pronto.
Algún día quiero realizar un estudio sobre la cantidad de obras que se realizan en las ciudades, repartidas por fechas, y su relación con la proximidad de las elecciones. También me resulta interesante que antes del coso carnavalero (que pasa por León y Castillo, calle en la que me encuentro) fueran capaces de avanzar en dos días lo que no habían hecho en un mes.
Curioso.
Resaludos de miércoles con sabor a aspirina...