Las noticias olvidadas
No es una reflexión nueva. No siento que sea especialmente novedoso al comentar esto, pero probablemente es eso lo que más me entristece. Cada cierto tiempo se produce un aconteciemiento, una catástrofe, un atentado, una guerra, un desastre que conmueve nuestros corazones. Los de la mayoría.
Durante unas semanas todas las portadas de los periódicos, todas las noticias de los telediarios y todas las tertulias de la televisión se dedican a ese tema. Se abren cuentas en las que ingresar nuestras ayudas económicas, las empresas hacen aportaciones, los famosos hacen llamamientos a la colaboración, las televisiones organizan "telemaratones". Pero pasada la impresión inicial, la noticia pasa a ocupar páginas más secundarias de la prensa, ocupa menos minutos en radio y desaparece de la televisión.
Como dije no es una reflexión nueva. Vivimos en la cultura del minuto, en la sociedad de lo temporal y transitorio, y las imágenes más impactantes dejan de serlo en cuanto las hemos visto, y las mayores tragedias quedan en nada al lado de noticias de menor alcance pero más mediáticas.
Me pregunto cuánto durará la impresión por el maremoto. Me preguntó también qué pasó en Afganistán, dónde está Sadam Hussein, dónde fue aquél alud de barro que sepultó a tanta gente, qué pasó en Chechenia, qué fue de los muertos de Yugoslavia, en qué terminó la revolución que empezó el Subcomandante Marcos, dónde están los hijos de las Madres de la Plaza de Mayo, qué será del Sahara Occidental... Me pregunto en realidad si en realidad nada de esto es importante. Si nos preocupa más que "Marujita" se enamore de un cubano o salga en un "reality show", o que un equipo de fútbol gane la Megacopa de Subcampeones.
No siento que sea especialmente novedoso al decir esto. Pero quizás es eso lo que me entristece.
2 comentarios:
Rafa,
La verdad es que yo dividiría tu post en dos partes, en una sobre como las noticias pasan a segundo plano hasta caer en el olvido, y en otra tu comentario final, que es un poco más en la línea de la cultura televisiva que nos está arrasando.
Con respecto a lo primero, me gustaría decirte que las noticias siempre las he visto como una cajonera: en los cajones superiores se ponen siempre las cosas qué mas usas, la información que más demanda tiene, y así la nueva que llega empuja a la anterior, creando un archivo histórico que muchas veces desaparece en olvido de muchos. Vivimos en la cultura del minuto como bien comentabas, pero también en la cultura de la sobreinformación. Estamos tan saturados de información que no distinguimos los árboles del bosque, nadie se acuerda que Irak fue una guerra ilegal, que jamás apareció Sadam Hussein, que las armas de destrucción masiva fueron una pantomima para justificar la guerra...
Por otro lado, el tema de las televisiones. Gracias a Dios que desde la nueva reforma de la televisión pública parece que ha empezado a mejorar la cosa. Actualmente hay un "grupo de sabios" trabajando en la mejora de la programación de la televisión pública, encabezada entre otros por el filósofo Fernando Savater. A ver si con el tiempo mejora la cosa, porque yo casi no veo la tele ya por culpa de la cantidad de basura que veo cuando la enciendo ... incluso en los telediarios! Aquí tienes un hilo interesante a este respecto.
http://infotk.blogs.com/infotk/2004/09/sigue_la_polmic.html
un saludo,
FeR
Supongo que tienes razón en la división que propones. Pero los temas están interrelacionados. Tengo el pálpito, la sensación de que estamos a las puertas de algún cambio, un giro en la forma de informarnos, de relacionarnos.
Los blogs son sólo un paso, pero creo que tendemos cada vez más a la información personalizada, a la participación permanente, a las decisiones en conjunto en muchos más ámbitos, no sólo una vez cada cuatro años o recurriendo a un referendum.
De nuevo uno dos cosas, pero me temo que desde que las sociedades se organizaban en tribus nunca habíamos estado tan cerca de la aldea global. Queda mucho, por supuesto, pero estamos en los albores, quizás sólo sea cuestión de tiempo.
Espero verlo.
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