Caracas suspende sus fiestas porque recuerda a "los invasores españoles"
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Los nacionalismos siempre me han parecido una tendencia curiosa. Según me dijeron en el colegio surgieron en el siglo XIX, lo que debe querer decir que tuvieron su apogeo en ese momento, y tienen como máximos exponentes los casos de Alemania e Italia. En la parte artística destacaba la búsqueda de las raíces musicales de Chopin, con sus polonesas, por poner un ejemplo.
Creo recordasr incluso que hubo un resurgimiento de este sentimiento más tarde, a finales de siglo XIX y principios del XX, con el fin (mejor digamos cambio) de los colonialismos.
Lo que me resuta curioso del tema es las pasiones que desata, y lo alejados que en general suelen estar los razonamientos que los sustentan de razones contrastadas. Más bien suele ser una cuestión sentimental o de interés en fomentar las diferencias.
Entiendo que hay diferencias culturales importantes que hacen que estemos ideológicamente más cerca de un italiano que de un inglés, o más cerca de un inglés que de un chino, y más cerca de un chino que de un indígena neozelandés. O más cerca de ese indígena que de un chimpancé. Y aún así estaremos más cerca del chimpancé que de una medusa... (el razonamiento se puede llevar aún más al absurdo, pero creo que se entiende). Pero estas diferencias suelen ser de tres tipos principales: lengua, raza o religión.
Al fin y al cabo no somos más que mestizos. En algún momento de nuestra estirpe ha habido hombres y mujeres que hablaban lenguas que ahora nos resultan extrañas, y nuestra lengua actual (aplíquese a la lengua de cada cual), no es más que una mezcla de otras anteriores, con un mayor o menor grado de degeneración que las diferencia del resto. Todos los países modernos han sido conquistados por otras culturas en algún momento de su historia.
Exactamente lo mismo ocurre con las religiones, y otro tanto pasa con las razas.
Lo que somos ahora como colectivo no es más que un paso. No creo que hayamos llegado al límite de la civilización humana. No creo que seamos el mejor exponente de lo que somos capaces de dar como especie. Recordar lo que hemos sido, de dónde venimos, por qué somos así, no puede ser negativo.
Como leí una vez, "pobres humanos, capaces cada uno de creernos el fin último de la creación".
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