Botellas vacías
Es tarde. Muy tarde. Deben quedar apenas unos minutos para el amanecer... Sobre los párpados el peso del mundo. Sobre la mesa, botellas vacías. Un corcho recién sacado acompaña a dos vasos de vino, último trago antes de rendirse al sueño.
El vino se acerca al borde una vez más. Como una marea, la conversación ha oscilado entre lo humano y lo divino durante horas, pasando de lo más divertido a lo más profundo. El vino ha servido bien y las almas se han abierto durante al menos unos pocos minutos, dejando aflorar sentimientos muchas veces desconocidos y pocas veces analizados, permitiendo que nos asomemos a lo profundo de nosotros mismos.
El encanto se romperá en unos minutos. Un rayo de sol, un bostezo, unas horas de sueño y todo volverá al origen. Pero quedará esa sensación de dudas compartidas, de anhelos expresados.
5 comentarios:
te lo tomo prestado, me ha gustado mucho leerlo
si hay algun problema, dimelo y yo lo quito de mi página
seguiré leyendote
Ningún problema, al contrario.
Saludos...
mmm...recuerdos de Brunete ;-)
a ver si me acerco algún día o te acercas tu... quien sabe...
algún día quizá, la vida es muy larga ;-)
disfruta de las vacaciones una abrazo!
Ander ;-)
mmm... luces de comienzo de día o final de noche. Necesidad de no pensar en nada más que en el vino bien apurado y el sueño bien soñado...
La resaca de las vacaciones hace mella en mi primer día de trabajo... necesidad de cambio, miedo al cambio, necesidad de cambio, miedo al cambio, necesidad de cambio, miedo al cambio...
mmm... recuerdos, recuerdos. Lo importante es no perder nunca esos recuerdos, y a ser posible repetirlos, recrearlos.
Algún día nos acercaremos.
Son tantas las resacas de tantas cosas que he sufrido. La embriaguez de amistad, de amor, de soledad, de cariño... La resaca siempre viene después.
Los cambios no deben ser malos, pero asustan. Asustan de verdad.
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