domingo, 17 de diciembre de 2006

Domingos

Días curiosos los domingos. Un fragmento de uno de los libros de Douglas Adams, autor de la Guía del Autostopista Galáctico, nos habla acerca de un personaje que adquiere la inmortalidad por un curioso accidente con un acelerador de partículas y unas gomas elásticas. Su inmortalidad, al ser adquirida, le genera algunos problemas, ya que carece del instinto necesario para no sufrir por ello. Y lo cierto es que lo lleva bastante bien, exceptuando por el hecho de que es incapaz de soportar los domingos por la tarde.

Lo cierto es que no hay que ser inmortal para sentir esa desazón que sufre el personaje del libro de Adams. Los domingos no son malos ni buenos, simplemente son la antesala del lunes. Un día en que todo parece quedar en suspenso. Los bares y restaurantes de la capital están en su mayoría cerrados. Los centros comerciales y tiendas hacen más o menos lo mismo (aunque las fechas navideñas trastocan un poco estas teorías), y mucha gente no sabe qué hacer. Es evidente que esto no pasa a todo el mundo, y que hay gente que valora mucho el último día de la semana, al realizar actividades que otros días son imposibles, pero lo cierto es que somos muchos los que intentamos llenar las horas domingueras.

Hoy, de momento, a falta de actividades deportivas (que están costando últimamente, parece que no nos ponemos de acuerdo), empecé el día con la tradicional compra del periódico dominical (algún día deberíamos hablar de por qué es tan exageradamente grande la edición de los domingos), cafecito, lectura pausada del mismo en un bar donde fui durante un buen rato el único cliente, y compra de un pollo asado, cosa que me pareció muy adecuada para un domingo aburrido. Un poco tópico, lo sé, pero no tengo el día muy novedoso ni original (este post es buena prueba de ello).

Ahora quedan un montón de horas por delante sin saber muy bien qué hacer. En fin, quizás se me acabe ocurriendo algo. El cine por la tarde me parece demasiado tópico para un día de periódico y pollo asado. Entonces sólo faltaría acercarme a algún mercadillo, y me niego por principios.

Saludos de domingo con sabor hastiado a fines de semana con días de diferente intensidad, y con un persistente olor a castañas asadas y gente con bolsas doradas del "El Corte Inglés"...

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