lunes, 5 de marzo de 2007

Obras (y II)

Siguen las obras, y con ellas las incomodidades. Cada mañana cierran la entrada de la calle en la que suelo aparcar. Esto no debería ser un problema, ya que cierran la entrada, no la salida, de modo que salir debería ser bastante sencillo. El problema en realidad es que los obreros utilizan la calle cerrada para aparcar en la misma, no junto a la acera como todo hijo de vecino, sino en todo el centro de la calle, bloqueando a todos los que queremos salir. Nada que no se solucione con unos minutos de pitar hasta que alguno te hace caso y avisa al compañero, pero te hace perder unos minutos preciosos.

Pero, claro, quién les dice nada.

Eso unido a una capa de tierra (ya no puedo denominarlo polvo) de aproximadamente un dedo de grosor, que debe estar haciendo que el coche consuma unos litros más de gasolina de lo normal. Pero quién limpia con la escabechina que le están haciendo al suelo. Si parece que tenga un estanque en la esquina. Seguro que en breve traen los patos y todo.

En otro orden de cosas, en breve se marcha a trabajar a Madrid un buen amigo, hasta donde sé asiduo lector del blog, aunque no haya comentado nunca. Aprovecho estas líneas para felicitarle por su nuevo paso profesional. Y aprovecho también para dejar por escrito la amenaza de visitarlo lo antes posible. Tiembla Madrid! Los que van a morir te saludan...

Saludos de lunes con saber a leche y leche, y a periódico manoseado...

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