Interesante fin de semana. Supongo que últimamente estoy midiendo mi vida por fines de semana. Y es que entre semana apenas suceden cosas interesantes. El viernes estuvo bastante bien, con cenita con los amigos, de esas en las que acabas tomando unos tragos y riéndote como loco. Y al final de la fiesta desayuno "surrealista" (a esas horas me temo que nada es muy normal) un poco agitado.
El sábado estaba invitado a un cumpleaños, muy canario, con parranda. Mi voz, muy castigada estos días por la gripe, no me permitió unirme mucho a la fiesta, pero no se puede tener todo. Ambiente agradable, mucha música y muchísima comida.
Por la noche otra cena, ésta más tranquila, en la que conocía a una persona muy agradable. Espero que se repita. La fiesta posterior (si es que no se puede, ya lo dije) no me gustó tanto. Éste era el último fin de semana de las fiestas de Puerto de Carmen, y la música que ponían en el local al que suelo ir, para diferenciarse de la verbena, supongo, buscó ritmos más discotequeros, y yo soy de los de musiquita española, así que acabé con los oídos un poco taladrados. Pero creo que ya comenté que no se puede tener todo.
El domingo por la tarde fue el cumpleaños de mi abuelo, que tiene unos estupendamente llevados 86 años. Reunión familiar con muchas tartas (diría incluso que se excedieron), y mucha puesta al día (mira que cuesta que quede toda la familia junta).
El próximo jueves tengo visita de Las Palmas, de alguien que seguro que me dará muchísimos temas interesantes de los que hablar en éste nuestro blog. Y el sábado un amigo inaugura un bar de copas en Arrecife del que ya daré cumplida crítica (y probable recomendación).
Por lo demás, bregando día a día con las ganas de no hacer nada, de dejarme llevar por el tiempo, de no saber qué quiero. Les echo de menos a todos. A ti especialmente. Cómo en tan poco tiempo me tocaste tan hondo.
Saludos de lunes con sabor a tarta, a cielo gris, a tardes de lluvia...
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