Viajes
Quizás fueron las horas de viaje, o el cansancio acumulado de una semana de carnavales ininterrumpidos, o las emociones de la última semana. Quizás fue algo de eso. Pero lo cierto es que ayer, en una de las salidas a cubierta para coger aire, con el sol en su cénit y un mar azul oscuro, veteado de blancos y plata, un cielo que cubría todos los azules del espectro, sin nubes, un sol que calentaba sin agobiar y una canción de Jorge Drexler que entró sin avisar en mis oídos, por un momento, quizás tan sólo unos pocos segundos, me sentí en comunión con el mundo.
No soy especialmente místico, pero hay momentos que no se pueden enmarcar con una fotografía. Hay que sentirlos. La atmósfera, las sensaciones, son más importantes que el paisaje. Pero cuando éste acompaña...
Saludos de miércoles con sabor a salitre y a azul...
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